Bustillo del Paramo - Ayuntamiento

web diseñada por fontun.com

ANTOÑANES

Etimológicamente el origen de Antoñanes hay que buscarlo en Antoñán, genitivo latino de pertenencia, cuyo nominativo es Antonius, en castellano Antonio.

Antoñanes del PáramoUn patricio romano afamado, Antonius, probablemente de la ciudad que, llevó el nombre de "Legio Super Urbicus" estableció su residencia en una villa o casa de campo fuera de la ciudad, en el valle del Órbigo, cerca de Benavides, que siguiendo la costumbre romana se denominó Villa Antoniana, es decir Villa de Antonius, pues todas las villas en esta época llevaban el nombre del poseedor sufijado en "-ana", como genitivo de pertenencia.

 

Antoñanes del Páramo Así tenemos, por ejemplo, Lorenzana, al norte de León, derivada de "Villa Laurentiana", esto es Villa de Laurentius (en castellano Laurencio); Destriana, no lejos de Astorga, que quiere decir "Villa de Dextrius" (Dextro en castellano). Por influencia del gallego, sobre todo a partir de los Suevos, las villas sufijadas en "-ana" pierden la a final y quedan con el sufijo "-an". Tal sucede con Villamontán, en la Valduerna, derivado de un anterior "Villamontana" , es decir "Villa de Monta ' nus" (Montano).

Hay dos pueblos en la provincia con el nombre de Bustillo: Bustillo de Cea y Bustillo del Páramo. En documentos medievales aparece escrito Bustillo, y otras veces Bustiello. Partiendo lo primero, Manuel Fernández Núñez, en sus "Apuntes para la Historia del Partido de La Bañeza", observa cierta semejanza entre la forma Bustullo y el nombre de Tulio. El autor parece insinuar que el término Bustillo pudiera derivar de Tulio, máximo comandante romano de la séptima legión Ibérica, de guarnición en la región, aficionado a la caza, que dedicó un templo a Diana y consagró la dilatada llanura del Páramo a la diosa de lea cazadores. La noticia se halla contenida en la inscripción grabada en un ara de piedra dedicada a esta diosa, que fue hallada en León junto con una plancha de mármol, también con inscripción, que ha ido a parar al Museo Arqueológico de Madrid.

Iglesia de Antoñanes del Páramo

La inscripción del ara son unos versos latinos en los que Tulio hace lo dedicación, enumera las diversas especies de animales a la sazón existentes en estas tierras —cabras montesas, ciervos, jabalíes, potros salvajes— y los procedimientos usados para cazarlos, ofrece a Diana los dientes de los jabalíes muertos y las cornamentas de los ciervos capturados. En los versos grabados en el mármol Tulio ofrenda a la misma la piel de un oso que había matado.